¿Has escuchado alguna vez lo de «lo barato sale caro»? Pues con las traducciones pasa un poco lo mismo. No acudir a un traductor profesional puede ser muy caro en un futuro.
Más allá del precio del servicio, tienes que ver mucho más allá. ¿Qué experiencia tiene? ¿Qué trabajos ha realizado? ¿Cuál es la calidad de sus trabajos? Elegir un traductor con poca experiencia o escoger un traductor de inteligencia artificial podría suponer un antes y un después en tu empresa. ¿Cómo? ¡Descúbrelo en este artículo!
La imagen corporativa ser vería afectada
Un error de traducción puede dañar gravemente la imagen de una empresa. Aunque algunos errores pueden parecer inofensivos o incluso divertidos, otros pueden ser percibidos como absurdos, groseros o altamente ofensivos. La percepción pública de una empresa depende en gran medida de su profesionalismo y respeto hacia sus clientes y socios. Si una organización presenta documentos o materiales de marketing con errores de traducción, corre el riesgo de proyectar una imagen poco profesional y perder la confianza de sus clientes.
Alguno de los ejemplos más sonados, son:
En sus inicios, Coca-Cola se tradujo fonéticamente al mandarín como «Ke-kou-ke-la», lo que desafortunadamente significaba «muerde el renacuajo de cera» o «yegua rellena de cera». Esto obligó a la empresa a buscar una nueva traducción («Kou-kou-ke-le»), que significa «felicidad en la boca».
En 2009, el banco HSBC tuvo que gastar 10 millones de dólares en una campaña de rebranding después de que su eslogan «Assume Nothing» se tradujera incorrectamente como «Do Nothing» en varios mercados internacionales. Este error no solo afectó su imagen, sino que también generó desconfianza entre sus clientes.
Que el mensaje no se entienda
La finalidad de una traducción es comunicar claramente un mensaje. Sin embargo, una mala traducción puede resultar en mensajes confusos o incorrectos, lo que puede llevar a consecuencias graves. Ejemplos incluyen:
Manuales de Instrucciones: Una traducción incorrecta en un manual de instrucciones puede ser peligrosa. Por ejemplo, si un manual de maquinaria industrial contiene errores, puede llevar a una operación incorrecta, resultando en lesiones graves para los empleados.
Entrevistas y Comunicaciones Públicas: Una entrevista traducida de forma imprecisa puede distorsionar las palabras del entrevistado, perjudicando su imagen pública y potencialmente derivando en acciones legales. Un ejemplo notorio es cuando el CEO de una gran empresa es citado incorrectamente, lo que puede afectar la percepción de los inversores y el valor de las acciones.
Etiquetas de Productos y Medicamentos: La salud de los consumidores puede verse comprometida por traducciones inexactas en las etiquetas de productos y medicamentos. Un error en la dosis recomendada de un medicamento, por ejemplo, podría resultar en una sobredosis accidental o en la ineficacia del tratamiento.
Futuros gastos inesperados
Corregir una mala traducción implica una pérdida de tiempo significativa y gastos adicionales. Cada minuto extra dedicado a resolver errores de traducción representa una pérdida de recursos para la organización. Además, las implicaciones financieras pueden ser considerables, incluyendo:
- Nuevas Traducciones: Contratar nuevamente los servicios de traducción para corregir los errores iniciales.
- Horas Extras de Trabajo: Los empleados deben dedicar tiempo adicional a revisar y corregir documentos, lo que podría haberse evitado con una traducción correcta desde el inicio.
- Honorarios Legales: Si los errores de traducción conducen a litigios, la empresa incurrirá a gastos legales significativos.
- Gastos de Reimpresión: Los materiales impresos con errores deben ser reimpresos, lo que aumenta los gastos de producción.
Charles Duncombe, emprendedor de Internet, demostró que «un solo error de ortografía puede reducir las ventas a la mitad», subrayando la importancia de textos bien redactados y traducidos. Este ejemplo refleja el impacto directo en las ventas y la eficiencia operativa de una empresa.
La inversión en traducciones de calidad es una medida preventiva que protege a las empresas de repercusiones negativas y gastos inesperados. A largo plazo, la calidad en la traducción se traduce en una mejor reputación, una comunicación más efectiva y una mayor eficiencia operativa.